Nunca creí hasta hace algunos años que mi pasión por los perros y sus mundos , serian mi trabajo pero la vida va dando vueltas y vueltas, nunca sabemos dónde acabamos... y qué mejor que hacer lo que te hace feliz, y.. si eres feliz haciendo lo que quiera que hagas eso.., acaba definiéndote como profesional .
Crecí en un ambiente con pocos amigos ya que cambiábamos a menudo de lugar de residencia, ello reducía mi círculo de amistades  a mis hermanos y el animal de compañía que en aquel momento hubiera en casa, así que tuvimos gatos.., canarios.., conejos.., pollitos de colores.., y hasta un polluelo de Gavilán caído de su nido. Por supuesto no faltaron perros, y entre ellos recuerdo a "Dog", un pastor Belga de Tervueren negro grande e impresionante,  recuerdo su mirada salvaje y profunda, "Boy", un caniche blanco mudo que casi hablaba con señales, "Nina", un Lulú de Pomerania negro con orejas tiesas y grandes, y por supuesto a "Chula" un pastor Alemán que fue nuestro mejor amigo y  mas confiable canguro.

todos ellos me enseñaron lo que sé sobre los perros y su mundo, a observarlos y prestar atención a sus miradas sus gestos, a escuchar los diferentes tonos de sus ladridos y aullidos pero sobretodo me enseñaron a comunicarme con ellos, así que ya no puedo vivir sin un perro (o varios) en mi vida. 

A los 20 años descubrí el mundo del Mushing (trineos tirados por perros nórdicos) y cómo en este deporte hay que dejarse llevar por el instinto de los perros, quienes sin dudarlo un instante, darán con gusto su vida por salvar la tuya, pero para eso hay que establecer un vinculo muy especial con tus animales que nunca podrías tener con una persona u otro animal.